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Josef Engressia, así era su verdadero nombre, falleció el 8 de agosto en la ciudad de Minneapolis de un ataque al corazón a los 58 años de edad. Los más interesados en el mundillo de la seguridad informática recordarán probablemente la famosa anécdota de que hace un tiempo un tipo podía realizar llamadas telefónicas gratis emitíendo unos sonidos de alta frecuencia. Yo me enteré hace unos años, y de hecho creo que salía en una película (en ella lo hacían silvando con el envoltorio de un chicle) algo similar, pero hasta hace poco no supe que el protagonista de todo esto era la persona de la que ahora hablo.

Joybubbles, ciego de nacimiento, descubrió que era capáz de emitir silbidos a 2600 hercios e influir en las líneas cuando en una ocasión silvó por teléfono y la comunicación se cortó. Comenzó de esta forma a jugar con el teléfono llamando a números sin servicio de diferentes países para escuchar las locuciones en los respectivos idiomas y aprendérselas.

Realizó posteriormente cosas tan sorprendentes como recorrer el mundo mediante llamadas telefónicas, saltando de una centraliza a otra hasta llegar de nuevo al lugar donde se encontraba para llamar a un teléfono que tenía al lado y contestarse a si mismo, de esta forma pudo calcular el tiempo que tardaba la señal en dar la vuelta al mundo.

Aunque muchos se nieguen a reconocerlo, puede ser considerado como un cracker, y no un hacker, ya que en una etapa de su vida se dedicó a vender llamadas telefónicas a sus compañeros de la universidad de South Florida por un dolar cada una (es un beneficio económico, pequeño, pero lo es). Fué durante estos años cuando se le reconoció un coeficiente intelectual de 172. Al parecer sirvió como ejemplo a Steve Wozniak, cofundador de la casa Apple, quien lo menciona en sus memorias.

Desde su estancia en Minneapolis, y ya retirado de sus actividades de hacking telefónico, fundó la Iglesia de la Eterna Niñez, de la que fué pastor hasta su fallecimiento abogando en ella por los derechos de los niños.